Vanessa Rivera abrió las puertas de su hogar en Flor de Bastión, noroeste de Guayaquil, al personal del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil y la empresa privada Panasonic, quienes le obsequiaron víveres, pañales, juguetes entre otras cosas.
La joven, de 26 años, fue una de las rescatadas por personal de la institución del Hotel Miami en Manta tras el terremoto del 16 de abril de 2016. Recuerda que el día del sismo se encontraba en el tercer piso del edificio, ubicado en Tarqui. Al sentir el movimiento telúrico, alcanzó a agacharse con dos de sus tres hijos y cubrirse a un lado de la cama. Su esposo se quedó con su hijo mayor en el baño, donde murieron.
Ha pasado un año de aquella tragedia y ahora Vanessa se muestra más optimista junto a su mamá, dos hermanos y sus dos hijos. Durante su encuentro con los miembros de la casaca roja pudo conocer detalles de las labores realizadas durante su rescate. Cuenta que mientras permaneció bajo los escombros nunca perdió la esperanza de que la sacaran de allí y reconoce que los valerosos bomberos de Guayaquil le devolvieron las ganas de seguir viviendo por sus seres queridos. “Necesitaba seguir adelante por mis hijos… ellos me necesitaban”, añadió.
En septiembre culmina la secundaria, la cual retomó en julio del año pasado. Espera cristalizar sus planes de seguir preparándose, pero necesita un empleo para solventar los gastos universitarios. Por lo pronto, se ayuda con pequeños trabajos de corte y confección y la venta de ropa por catálogo para mantener a los 5 integrantes de su familia. Sin embargo, no es un ingreso de dinero fijo.
El Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil rescató a 22 personas con vida en Manabí. Trabajó durante 7 días en Manta, Portoviejo, Pedernales, San Vicente y Bahía de Caráquez. Continuaremos con nuestra labor sin cesar los 365 días del año, sin medir horarios y decididos en afrontar los riesgos con la preparación que nos caracteriza.